Debería empezar por irme.
¿Cómo uno empieza a irse?
¿Cuándo se termina de ir?
A veces, ni se llega a ningún lado que ya uno decide irse,
casi en silencio. Casi siempre.
La palabra ahí
pierde sentido,
como pierde sentido una ausencia
cuando ya no se la nombra ni con un recuerdo.
Quizás ahí uno ya se fue.
Se fue un poco del todo del que era ahí.
Dejó su orilla, pero aún no toca tierra firme,
navega.
En el medio
un silencio
de esos que habitan el mar
repletos de sonidos
como cuando la ola golpea sobre el barco.
Un sonido casi pulsado.
El agua chocando contra el borde de madera
ya casi sin pintura
de tanto
golpe.
Cuando el mar está así calmo, se habita un silencio.
Es lo único que ahí se deja.
Pero a veces el mar no está calmo.
Habita en él un silencio,
Pero de quietud previa al huracán.
Lastimar es una forma de irse, también.
Esa sí no consigue nunca el olvido.
y del mar
nace la lava