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miércoles, 13 de octubre de 2021

qué no nos gane el resentimiento

 Sábado, tres y media de la tarde. Llego hasta la esquina de Av. de Mayo y 9 de julio. Café Martínez. Un masculino varón heteronorme claramente ebrio, desde la vereda de enfrente, sin conocerme, a los gritos me interpela mientras cruzo la avenida.

-¿Vos sos judía?
No contesté. Las damas solemos no contestar, así nos educan como damas. Seguí cruzando la avenida, justo en su dirección. Sentí miedo. Desvío para tomarte un taxi.
Sentí miedo.
Insiste aún más fuerte y con más odio.
-¿Vos sos judía? Sí, vos sos judía y kirchnerista.
Sigo callada.
Rápido me tomo el primer taxi que encuentro parado en la esquina. El ebrio varón heteronorme golpea el vidrio del auto con el puño, mientras grita: -vos sos judía, kirchnerista y te tomás un taxi con la plata del pueblo.
La taxista, venezolana ella, baja el seguro de las puertas del auto, dobla por avenida de Mayo y al llegar a Salta me dice:
“Estos se toman toda el agua ardiente y después el agua ardiente se los toma a ellos”.
Esa frase me hizo sonreír y pensar en muchas cosas. Entre ellas la naturalización de la agresión, el silencio de la gente en la calle (la avenida no estaba para nada desierta). Pensé, en el lugar de debilidad que ocupamos las mujeres que decidimos no estar acompañadas públicamente por ningún hombre que nos patrocine. Pienso en el resentimiento que habita en esos cuerpos con tanto odio y de lo que son capaces de hacer esos cuerpos resentidos. Pienso en la gente que votó a Milei. Son muchos.
Aun sigo con miedo en el cuerpo.
El avance del capitalismo produce esto también, locura y violencia.
Mi ya no tan querido buenosaires.