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martes, 31 de diciembre de 2019

Cromagnon 15 años depois


Cada año nuevo, desde hace 15 años, está teñido, para mí, de una tristeza que no puedo digerir. Después de lo de Cromagnon, a lo que no le diría jamás tragedia, todo tuvo otro color. A esos pibes no los mató el rock, los mató la corrupción y la ignorancia de todo un pueblo, un pueblo que se volvió manada. Tengo, de esas noches posteriores, millones de fotos en la cabeza que no expresan más que lo injusto.
El sonido indiferente de las bengalas por año nuevo, rodeando las calles de la Morgue, mientras los padres, familiares y amigos esperaban sentados en el piso, un calor que respiraba de asfalto… (pienso, lloro un rato en silencio. Me preparo un café).Hay fotos que quisiera no recordar y que jamás podré describir.
Hay otras que bordean lo traumático y que hacen de aquellos días algo más digerible.
El llanto de los bomberos que venían de Chacarita, eso no me lo olvido más.
Las corridas de los médicos de la Morgue con sus guardapolvos, buscando una marca de algo que no sea la muerte. Lo más humano que vi en medicina. El psiquiatra del SAME, su abrazo eterno y su cuidado. Las vecinas ofreciendo café y frutas. Huguito el aguatero de la cancha que tenía una generosidad tan simple y tan amplia; Pato que era psicóloga social y tenía más cancha que cualquiera para organizar y contener situaciones. Yo era la psicóloga de rulos, hasta que tuve un nombre y no me fui más de ahí hasta el 2 de enero. Tampoco volví a dormir tranquila durante varios meses.
Hace varios años, siempre que puedo, elijo no estar en Buenos Aires para estas fechas, lo siento inútil y terriblemente doloroso. Es como si las calles volvieran a ser, aquellas calles.
Para mí no tiene sentido hablar.
¿Para que fuiste a la morgue? Me preguntaban amigos, familiares y colegas, “ahí no se puede hacer psicoanálisis”.
¿Y quién quiere hacer psicoanálisis? No se puede no ir. No se puede festejar año nuevo en familia, como si nada, pensaba y sigo pensando. Qué inútil sacudir a zombis. Eso lo pienso ahora y lo voy a seguir pensando.
A veces siento inútil compartir este dolor; a veces, lo siento necesario, y otras, escribo poesía. Esta vez no.

A esas personas no las mató el rock, a esas personas las mató el capitalismo enquistado en todos lados: no había que perder guita, ¿viste?
Y lo más siniestro, el baterista, años después, mató a su mujer quemándola viva. Hay quienes dicen que son coincidencias; hay psicoanalistas que por suerte leemos otras cosas.


jueves, 12 de diciembre de 2019

A - té


Te escribí una carta diciéndote que te amaba
¿Me pregunto  cuántas veces escribí que amaba?,
que amaba por amarte.
Algo así

Estar con vos me hacía feliz.
Me aumentaban las ganas de vida
Eso para mí es amar
El resto es discurso

Yo no necesitaba que compitas, ni afuera ni adentro
Yo no quiero competir
no necesitaba que ganes para amarte
yo no quiero competir
festejo la potencia de lo alegre
y no, la tristeza del poder resentido y culposo
que necesita del menosprecio para existir
No vine al mundo para eso
Menos vine al mundo a hacerte feliz  
sólo se hace feliz a alguien si se lo puede hacer sentir
lo hace sentir,
sentirse…
eso no se busca
eso pasa entre dos cuerpos
en un abrazo
sólo ahí, a veces
y no siempre

Con vos era siempre
pero parece que eso no valía,
valió más el miedo
el miedo de reconocer
lo mucho que eso valía
eso del abrazo

No necesitaba que le ganes al mundo
Y menos que “la tengas siempre parada”  todo el tiempo
Eso es imposible
Y con el amor ya bastante de imposible
No sumemos idiotez

Me hacía feliz que vinieras
Aunque el mundo te doliera
Que vinieras a buscar eso que te hacía feliz
Un abrazo

Era eso sólo
El resto es discurso

No quiero que no me quieras olvidar
La memoria en esos casos es la peor manera de conservar lo perdido
Lo perdido bien perdido está

“El amor que muere es ilusión
Y la ilusión debe morir”
Te cante
Te cante las mil veces que lo canté
Como las cartas diciendo que amaba

Me pregunto  cuántas veces canté que amaba.
que cantaba por amarte
a te- ate-

Algo así